En menos de 72 horas, la panda de mandriles rabiosos conocida como ETA ha atentado dos veces contra sedes socialistas en el País Vasco.
Mientras, estarán buscando la manera de matar a alguien de la manera más cobarde posible y sienten el aliento de policías, guardias civiles y ertzainas en el cuello.
Mientras en su último comunicado decidieron amenzar a todos los militantes del PSOE (entre los que tengo el honor de situarme), no parecen saber salir de las zonas donde más seguros se sienten para fastidiar a los demás. Unos tipos que se autoproclaman protectores de los vascos se dedican a arrasar calles enteras, a hacer que la gente duerma fuera de sus casas y a destruir por destruir.
Los mandriles y sus abertzales de salón continúan descendiendo por su espiral autodestructiva mientras repiten como papagayos conceptos como "proceso político". No veo tal política en el proceso. Sólo veo a gente que considera la violencia como un fin, que están terminando por extrañarse a sí mismos de la sociedad vasca. Lo triste, lo terrible de todo esto es que están decididos a seguir dejando un rastro de muertos y destrucción como reliquia del franquismo que son.
A ver si les entra en la cabeza que no nos van a poder matar a todos. Que el terrorismo sólo funciona si aterrorizas a los demás. Y somos más los que no sentimos miedo; sentimos desprecio.
Sus bombas, sus tiros en la nuca, sus acciones de vandalismo callejero, sus extoriones, sus motivaciones etnicistas sólo pueden parecerse a las de una banda armada de bayayes de las que pululan por cualquier conflicto africano.
Viven de la violencia. Viven de suplantar a las autoridades elegidas por la gente. Viven de la extorsión. Pero el chollo se les agota. La sociedad vasca sabe que no será una sociedad sana hasta que no extirpen a esos parásitos de su propio cuerpo y están en ello. La Mafia ataca, sí, pero por poco tiempo.
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