Nunca presumo de la cantidad de visitas de este blog. Primero, porque no veo por qué tendría que ser un motivo de orgullo. Segundo, porque me alegro de no tener demasiadas.
¿Y por qué me alegro de ser poco leído? Bueno, básicamente éste es un blog escrito por un tipo de izquierdas que habla acerca de política. Y cuando se dan esas circunstancias, más un número alto de visitas, el blog pasa a tener adosado un troll de guardia. ¡En serio! Si no me creéis, daos una vuelta por Las Ideas y echad una ojeada a los comentarios de algunos de los blogs.
Me alivia estar relativamente libre de trolls. Los detesto. Los que pululan por la blogosfera progresista suelen ser unos tipos paranóicos, amparados en un cobarde anonimato, que combinan las frases gruesas, los insultos y el victimismo en sus sucias intervenciones. ¿Con qué fin? Con el de ser respondidos. Una vez que se empieza a responder a estos tipos ellos siguen adelante, falseando argumentos, usando trampas retóricas, calumniando a los demás y quejándose de cuando se responde a sus insultos, o se borran sus comentarios. Todo ese proceso lleva a que el autor del blog y sus lectores habituales terminen fijando sus intervenciones en función del troll de turno. Y ahí es cuando el troll triunfa.
Ojo, discrepar de las ideas ajenas no es ser un troll. Cuando álguien ha comentado alguna de mis entradas diciendo que no soy imparcial, por ejemplo, no puedo sino darle la razón. Pero sí es ser un troll cuando hablas de un grupo musical y se te responde diciendo "es una mierda de grupo y ¿por qué el Gobierno se rinde a ETA?"
Claro, cuando alguien dice algo así en tu blog, en tu casa, el primer impulso es borrar un comentario tan inútil. Luego, apetece responder con argumentos lógicos. Después, contestar con fina ironía. Pero una vez que se le empieza a responder, el troll se aferra a tu blog cual garrapata; dispuesto a que el resto del mundo gire en torno a su grosera presencia.
No termino de entender a estos usuarios-parásitos. Gente anónima, que ni siquiera tiene un blog y que pretende convertir en suyo el de los demás. Viviendo en Internet a base de criticar argumentos ajenos y de insultar al autor del blog y a sus lectores habituales. Gente que ni siquiera se molesta en leer lo que escribes, sólo en repetir machaconamente sus particulares consignas.
En fin, gente cuya presencia frustra pero a la que no hay que confundir con el resto de personas que pululan por la Red y cuya desaparación haría subir en muchos puntos la calidad y el número de debates que se entablan en la Blogosfera.
Si os encontráis con uno, ya sabéis: ni caso. Don't feed the troll.
10 comentarios:
Yo puedo estar en desacuerdo contigo, jejeje pero siempre se podrá discutir constructivamente acerca de un tema determinado. No soporto a la gente de izquierdas o de derechas,a los llamados trolls. Porque ser un troll no entiende de ideologías y ser un fanático tampoco.
Enga...te trolleooooo!!!
Tienes razón, butzer. Los trolls no entienden de ideologías, sólo de cabrear a los demás. Pero sí que quise hacer énfasis en que los blogs políticos de unas ideas determinadas siempre tienen adosado a un troll de las contrarias.
Dani ¡Compórtate! :P
Carlos, este post es un "llama-trolls" por excelencia... a ver si me van a entrar ganas de ser tu troll de cabecera... :-)
¡Cómo! ¿a que no te contesto? ¡Ja, ja, ja! Yo también he pensado que es un poco llama-trolls, ¡pero confío en mi bajo nivel de visitas para librarme de ello!.
Lo que tiene ser un NO POPULAR (ay, lo siento me ha salido un troll de izquierdas, gracias por aceptar las disculpas) es que siempre hay gente que te va a descubrir. Al popular lo descubrirán, pero no sentirá la misma emoción, le sobran fans por todas partes.
Saludos,
Soy troll de izquierdas, rubia y no de bote -lo que me confirma en que no soy una troll pepera-, tengo 25 años, mido 1.66, prefiero el Barça al Madrid, me gusta discutir, a veces siendo visceral, y otras, donde gana la moderación porque no me he tomado el primer café del día. Con mi perfil habrá quien venga a mí sintiéndose identificado con muchas cosas y no con otras. Habrá quien se sienta identificado con todo y aún así me preguntará si no me he teñido el pelo a negro y si prefiero ser del Atleti. Quien no se sienta identificado en nada, me pondrá a parir creyéndose ver significado con ello. Y el que pasa de mí, es una mente pensante pero sin dejar de ser un sujeto pasivo. Y como eso a veces fastidia, porque tengo muchas entradas en el blog y nadie escribe, pienso en la cantidad de trolls amargados y fachorros que vienen a "visitarme" y que prefieren irse sin molestar.
Total, unos por unas cosas y otros por otras, la conclusión que extraigo es que "todos somos un troll". Pero a mí pónme en la lista buena, que por lo menos me dejo que me invites a cafés :)
Touchè Juan! Toda la razón. Como ya dije en uno de los comentarios anteriores, mi gran error ha sido dividir a los trolls en derechas e izquierdas. Un troll es un troll: punto. Por cierto, soy muy aficionado al humor gráfico (y yo también dibujo) y me ha encantado tu web.
¡Chacona! No me seas picajosa. Un troll envenena los debates porque sí, no porque no esté en desacuerdo. No es lo mismo tener posturas irreconciliables que trollear.
Jeje, pues yo sigo picada. Be a troll, my friend :) (ej lo que tiene aburrirse en el trabajo). Creo que el troll típico está materializado en gente como Federriko, que tanto juego da al asunto, aunque se agradecerían más argumentos y un tono más aleccionador que prodigarse en el decálogo de un partido y aprendérselo como el padrenuestro. Lo único que mueve al mundo son las ideas.
Una chacona machacona...
Hola de nuevo,
Pues me gustaría ver algún dibujo tuyo, a ver si enseñas alguna viñeta por aquí y la expones a la crítica de los trolls y otras alimañas.
Saludos,
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