Todos sabíamos que ETA iba a intentar estar presente en las elecciones. No sólo en los discursos de algunos, sino haciendo lo único que saben: matar o intentarlo.
Los desgraciados mandriles han pegado tres tiros en el cuello al ex-concejal de Mondragón y compañero Isaías Carrasco. Delante de su mujer y su hija. Isaías ha muerto.
Han matado a un auténtico currante, a un valiente que era sociata hasta las cachas en un sitio donde te la juegas al dar la cara.
Lo peor es que hoy en día, en pleno siglo XXI, habrá bárbaros y carroñeros que se alegren de que haya pasado esto. De la muerte de una persona. Qué asco.
A los asesinos no les recordará nadie. A Isaías ya le recordamos todos.