3.10.05

Una entrada típica de blog es...


...Decir "he tenido un día de mierda". Bueno, pues ha sido así, para que negarlo, si todavía estoy cabreado. Ya sabéis, uno de esos días donde mandarías a muchos conocidos a la porra unas cuantas veces. Pero, leyendo el e-mail de un amigo, me he acordado de una anécdota curiosa que me ha alegrado un poco el día (más bien lo que queda de él) y que te hace pensar esa frase tan cojonuda de "to er mundo e güeno".
Veréis, yo tengo un amigo que se definía a sí mismo como "nazi" o "fascista", según le diera. En realidad, el chico es bruto como un arado en lo que a política se refiere. Simplifica todo hasta el absurdo o hasta decir esa frase tan rancia de "¡habría que matarles a todos!". Luego, siempre se da cuenta de que me incluyo entre sus candidatos a la ejecución y procede a enumerar las excepciones a su particular eutanasia obligatoria. Bueno, al grano. Este chico se puso a trabajar este verano como personal de seguridad en unos grandes almacenes. A los dos o tres días de trabajo, él y sus compañeros pillaron a un yonqui robando ropa de marca. Los seguratas veteranos cogieron en volandas al drogadicto, le llevaron a un callejón y le pegaron una paliza a gusto. Ya sabéis, esa gente a la que le gusta demasiado su trabajo. No contentos con ello, le escupieron y estuvieron un rato riéndose del yonqui. Todo esto delante de mi amigo. Cuando se cansaron, volvieron dentro de los grandes almacenes y mi amigo se quedó mirando al pobre hombre, que apenas podía moverse. Le ayudó a ponerse en pie y sólo pudo decirle "¿cómo estás?, ¿cómo estás?".
-Mal, tío ¿cómo quieres que esté? -respondió el yonqui-. Estoy mal.
Un par de días después y tras ver otras escenas de parecido calibre, mi amigo dejó el trabajo. Yo no le había visto en todo el verano. Hoy ha llegado muy serio a la facultad y me ha llevado aparte. Pensaba que sería para recriminarme que la unidad de la patria está en peligro y esas cosas que me solía decir. Pero lo que me ha dicho es: "¿Sabes? Ya no soy fascista, ni nazi, ni nada de eso. He descubierto que no soporto que se haga daño a la gente. Nada, nada en el mundo merece que los demás hagan daño a alguien". Luego, me explicó lo que le había pasado este verano.
En esta política nuestra de cada día, política de debate de reality show y de órdagos a la grande, olvidamos lo fácil que es crispar, lo fácil que es cabrear y lo fácil que es poner a tu vecino en contra del otro. Eso, a la larga, hace daño a personas de verdad. Convierte a la gente en víctimas, blancos, chivos expiatorios y enemigos por a saber qué gilipollez que sólo entienden cuatro y que sólo interesa a dos.
Hoy sé que he recuperado a mi amigo de la "locura de las multitudes". Yo ya sabía que él nunca haría daño a nadie, pero lo mejor es que ahora lo sabe él.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Decia un buen amigo que a la mayoria de los fascistas se les acaba la tonteria cuando llegan a la treintena, se casan, se van a vivir al extrarradio, y ven que no tienen colegios publicos, comercios, carteros, centros sanitarios....

Afortunadamente tu amigo se ha dado cuenta antes.

Anónimo dijo...

Que decir?

CardinalXiminez dijo...

En principio el comentario tendria que ser sobre el post, lo se, pero tengo nuevo blog y es para avisar.

Anónimo dijo...

PIPO