Lo reconozco, hace demasiado que no escribo y tengo el blog como la casa al volver de vacaciones: todo en el mismo sitio en que lo dejé, pero huele a polvo y a cerrado; así que vamos a abrir las ventanas, a descorrer las cortinas y ponernos de nuevo a la tarea.
La verdad es que no iba a centrarme en hablar del cambio ministerial que, por alguna razón, me interesa menos que el asunto de los chorizos marbellíes.
Pero tampoco vamos a empezar hablando directamente de ellos. Voy a empezar dando rodeos. Como ya he comentado en alguna ocasión, me encantan los libros de detectives. El que me más me gusta es uno llamado "Cosecha Roja" de Dashiell Hammett. En él un anónimo detective de la Agencia Continental llega a la ciudad de Personville, a la que los lugareños llaman "Poisonville"; ciudad emponzoñada.
Personville está emponzoñada porque el cacique local, el viejo Elihu Willsson, recurrió a bandas mafiosas para que nadie interfiriese con sus proyectos empresariales y, como siempre pasa en estos casos, los mafiosos y el cacique terminan imponiendo su propio régimen sobre las "instituciones". Al alcalde no se le menciona, a los jueces tampoco y el jefe local de policía, Noonan, es un personaje despreciable que mercadea sus "favores" para no ponerse a mal con el "statu quo" mafioso.
¿A que os va sonando de algo? El caso es que nuestro detective de la Contiental, harto de verse forzado a chalanear con caciques y mafiosos, termina haciendo algo parecido a meter un tronco de árbol en el mecanismo de un reloj. Y el resto no os lo cuento, hala, a leerse uno de mis libros favoritos.
Desde que me leí ese libro me moría de ganas de que algo así ocurriera en Marbella, donde la gente ya se había acostumbrado a vivir de las migajas de los mafiosos que, según algunos, "creaban riqueza en el pueblo". Pero está claro que la cosa no ha de quedar ahí, todavía hay cosas que uno no se termina de explicar y no sólo en la Costa del Sol (o "Costa Nostra", como he léido por ahí). Por ejemplo, yo tengo mucha curiosidad por saber por qué en Ibiza se trafica tan descaradamente con drogas y no pasa nada, excepto la detención de algún camello pardillo. O por qué de vez en cuando se pierden pruebas en la Audiencia Nacional (hace una semana que se ha perdido cintas que incriminaban a un narcotraficante de importancia). O por qué pagamos más impuestos que la Pantoja o algunos ejecutivos de Telefónica.
¿Por qué determinadas empresas jamás se enfrentan a una inspección de trabajo como dios manda?
Son preguntas para las cuales es muy difícil dar una respuesta de buenas a primeras. Pero la democracia no sólo consiste en que los ciudadanos elijan y controlen a los políticos, sino en que no haya poderes no electos que puedan imponer libremente su voluntad a los demás. No está bien que las constructoras manden más que algunos ayuntamientos o que, en algunas partes de Galicia o de Andalucía, por ejemplo, los "narcos" y los contrabandistas manden más que las personas a las que votan los ciudadanos.
Tal vez nunca se pueda acabar con la corrupción, igual que tal vez nunca se pueda acabar con la guerra o con la pobreza, pero lo que está claro es que éste será un mundo mejor si todos nos ponemos a ello. Recordad que nuestro régimen político nos da a nosotros el poder de gobernarnos a nosotros mismos, si alguien se empeña en hacer o en convencernos de los contrario es que nos está robando la cartera; en todos los sentidos.
Ojalá se reprodujera esta "Cosecha Roja", muchos sitios ya están maduros para ella.
La verdad es que no iba a centrarme en hablar del cambio ministerial que, por alguna razón, me interesa menos que el asunto de los chorizos marbellíes.
Pero tampoco vamos a empezar hablando directamente de ellos. Voy a empezar dando rodeos. Como ya he comentado en alguna ocasión, me encantan los libros de detectives. El que me más me gusta es uno llamado "Cosecha Roja" de Dashiell Hammett. En él un anónimo detective de la Agencia Continental llega a la ciudad de Personville, a la que los lugareños llaman "Poisonville"; ciudad emponzoñada.
Personville está emponzoñada porque el cacique local, el viejo Elihu Willsson, recurrió a bandas mafiosas para que nadie interfiriese con sus proyectos empresariales y, como siempre pasa en estos casos, los mafiosos y el cacique terminan imponiendo su propio régimen sobre las "instituciones". Al alcalde no se le menciona, a los jueces tampoco y el jefe local de policía, Noonan, es un personaje despreciable que mercadea sus "favores" para no ponerse a mal con el "statu quo" mafioso.
¿A que os va sonando de algo? El caso es que nuestro detective de la Contiental, harto de verse forzado a chalanear con caciques y mafiosos, termina haciendo algo parecido a meter un tronco de árbol en el mecanismo de un reloj. Y el resto no os lo cuento, hala, a leerse uno de mis libros favoritos.
Desde que me leí ese libro me moría de ganas de que algo así ocurriera en Marbella, donde la gente ya se había acostumbrado a vivir de las migajas de los mafiosos que, según algunos, "creaban riqueza en el pueblo". Pero está claro que la cosa no ha de quedar ahí, todavía hay cosas que uno no se termina de explicar y no sólo en la Costa del Sol (o "Costa Nostra", como he léido por ahí). Por ejemplo, yo tengo mucha curiosidad por saber por qué en Ibiza se trafica tan descaradamente con drogas y no pasa nada, excepto la detención de algún camello pardillo. O por qué de vez en cuando se pierden pruebas en la Audiencia Nacional (hace una semana que se ha perdido cintas que incriminaban a un narcotraficante de importancia). O por qué pagamos más impuestos que la Pantoja o algunos ejecutivos de Telefónica.
¿Por qué determinadas empresas jamás se enfrentan a una inspección de trabajo como dios manda?
Son preguntas para las cuales es muy difícil dar una respuesta de buenas a primeras. Pero la democracia no sólo consiste en que los ciudadanos elijan y controlen a los políticos, sino en que no haya poderes no electos que puedan imponer libremente su voluntad a los demás. No está bien que las constructoras manden más que algunos ayuntamientos o que, en algunas partes de Galicia o de Andalucía, por ejemplo, los "narcos" y los contrabandistas manden más que las personas a las que votan los ciudadanos.
Tal vez nunca se pueda acabar con la corrupción, igual que tal vez nunca se pueda acabar con la guerra o con la pobreza, pero lo que está claro es que éste será un mundo mejor si todos nos ponemos a ello. Recordad que nuestro régimen político nos da a nosotros el poder de gobernarnos a nosotros mismos, si alguien se empeña en hacer o en convencernos de los contrario es que nos está robando la cartera; en todos los sentidos.
Ojalá se reprodujera esta "Cosecha Roja", muchos sitios ya están maduros para ella.
8 comentarios:
¡Te echábamos de menos!
Lo de Marbella era descarado, pero, no nos engañemos, esto es común en la gran mayoría de los ayuntamientos. Parte del hecho de que los ayuntamientos tienen como fuente principal el suelo; pero no nos podemos olvidar que las administraciones son las primeras que no dan ejemplo, y se seltan las leyes a la torera: podemos hablar de la M-30 y el impacto ambiental, pero hay ejemplos en todos lados. El político tiene que ser escrupuloso con el cumplimiento de la ley.
"Yo entré en la política para forrarme": frases (supuestamente apócrifas) como estas desprestigian la Política. Desgraciadamente estas frases y estos hechos hacen más ruido que "quiero mejorar las cosas por el bien común".
Bienvenido de vuelta!
Como hacía días que no escribías, te has quedado a gusto, ¿no? Bueno, que me voy a poner yo también a barrer mi blog, que también se está llenando de polvo.
Besos
Javi, me temo que tu comentario no tiene demasiado fundamento. A "estas alturas", me he dado cuenta de que la supuesta "podredumbre" de la política suele ser un tema de colisión de egos en la mayoría de los casos, pero no de corrupción.
En democracia, el grado de corrupción de los políticos es sólo un indicador del grado de corrupción de la sociedad que les vota. Y si no, mira el porcentaje de votos que iba sacando el GIL. Y nadie obligaba a los marbellíes a votarlos.
en el ayuntamiento de ponferra decía un graffiti "aquí ay untamientos varios"
Javi, creo que he visto la política un poquito más de cerca que tú y te repito: Hay menos corrupción de la que la gente dice. Estoy convencido de que la corrupción es una de las excusas que muchos ponen para no querer implicarse en los temas que les afectan. Pero ni todos son iguales, ni todos son corruptos y el ciudadano maneja un poder que los políticos no tienen: los votos.
Desde luego, he visto más robos y chanchullos en la empresa privada que en la política. Y tú también.
Está claro que no todos los políticos son corruptos, habrá unos cuantos que se salven, pero en el ámbito municipal es muy fácil caer en la tentación de saltarte la ley en beneficio propio. El poder corrompe, sin ninguna duda, y la impresión que nos llevamos los ciudadanos es que los políticos son, en general, unos ladrones. ¿Por qué pensamos eso? Pues porque estamos constantemente viendo cómo nos están robando la confianza que depositamos en ellos con nuestro voto (me río de la democracia como sistema perfecto). Y no sólo son corruptos por acción (cohechos, comisiones, recalificaciones interesadas,... en Alicante sabemos mucho de eso), sino también por omisión, ya que es tan corrupto el que roba como el que exculpa o incubre al que roba con la intención de no sacar a la luz la podredumbre que aqueja a nuestros gobernantes. Conmigo que no cuenten.
Un saludo
Yo me acabo de terminar Cosecha Roja (además la edición que tengo es esa que has puesto) para una asignatura de historia de EEUU y es verdad que los paralelismos con lo de Marbella son notables.
Eso sí, Elihu Willson no tenía patas de elefante de paragüero/cenicero ni cuadros de Miró en el WC. Eran corruptos y mafiosos, pero al menos tenían buen gusto...
Lo único que se puede decir de lo de Marbella, aparte de eso de ¡¡Chorizos!! (me pongan aquí la voz de la vieja de 'Aquí no hay quien viva?), es que son unos horteras redomados y unos irresponsables.
Había un hijoputa que tenía un cuadro de Miró en el baño, encima del jacuzzi. Qué cabrón ¿Y si el cuado se cae en la bañera, y si la humedad lo estropea?
Y hay que ser hortera para tenerlo en el baño. Se ve que se acordó de eso que dicen los actores yankees de 'yo tengo el óscar en el baño'.
Saludos.
Publicar un comentario