Dice este señor con pinta de vender kleenex en un semáforo que Israel "debía ser borrado del mapa" y que "Si Dios quiere, seremos testigos de un mundo sin EE UU y sin la entidad sionista". No he hablado con Dios últimamente, como Bush, pero me da que no iba a estar muy de acuerdo con eso de borrar países del mapa.Lo peor es que luego, voy y oigo a un tertuliano decir que "bueno, nadie se escandaliza de las barbaridades que ha hecho Israel en los territorios ocupados". Al contrario, mucha gente se escandaliza de ello. Entre ellos, bastantes israelíes.
Una de las cosas que decía este señor (que se llama Mahmud Ahmadineyad y es Presidente de la República Islámica de Irán) es "no hicimos la revolución para conseguir una democracia". Mirando más a fondo su penoso historial, resulta que es también el tipo que, cuando era alcalde de Teherán, quería hacer calles separadas para hombres y para mujeres. Un angelito.
Cuando Jatami era presidente me hice esperanzas de que Irán diera avances decisivos hacia un régimen más democrático, pese a la rancia influencia del barbudo consejo de Guardianes de la Revolución. La llegada al poder de este sujeto me sume, una vez más, en el pesimismo.
Lo malo de la gente que dice que se inspira en los dictados divinos es que ellos mismos se reservan la condición exclusiva de intermediarios entre las revelaciones divinas y nosotros, la chusma. Los fanáticos religiosos, aquí, en Irán y en todo el mundo, no traen consigo más que grandes declaraciones, ansias de guerra y los caminos hacia el analfabetismo, la desigualdad y la esclavitud.
Las declaraciones de este pollo (más afectado por la enfermedad de los pollos locos que de la gripe ovina), van a condenar a su país a un acceso más difícil a la energía nuclear y quien sabe si a eventuales ataques israelíes a sus reactores e instalaciones de investigación. Y si eso os parece mal, recordad que los SAS británicos volaron todas las veces que hizo falta las instalaciones nucleares de los nazis, de los cuales el señor Ahmadineyad es un ferviente admirador.
Lo que voy a decir me hará ganarme más de una colleja por parte de alguno, pero yo sí soy partidario de la existencia de Israel y lo único que me molesta cuando lo veo en un mapa, es verlo rodeado de tiranías corruptas que condenan a sus habitantes a breves y penosas vidas, mientras que los "comendadores del Profeta", reyezuelos y "Rais" de esos países se dejan el dinero del petróleo y las ayudas internacionales en Marbella. Mónaco o Los Ángeles.
Y aunque Ariel Sharon se ha ganado (y se gana) a pulso el adjetivo de "hijolagranputa", no olvidemos que ha sido elegido por sufragio universal en unas elecciones competitivas, que sus acciones son controladas por un Parlamento (donde están representados los israelíes árabes y los israelíes musulmanes) y que es responsable ante la ley y los tribunales (están a punto de encalomarle por corrupción).
Tampoco deberíamos olvidar que Israel tiene entre 200 y 500 armas nucleares y que éstas no permanerecerán en sus silos si el señor Ahmanideyad lanza un ataque nuclear sobre territorio israelí. Y, por último, no deberíamos olvidar que Israel está habitado por personas, personas como nosotros, personas a las que no les gusta que les identifiquen con su gobierno, como a nosotros nos disgustaba que nos identificasen con la voluntad de Aznar. Tan personas como los iraníes, que viven bajo la bota de una dictadura de barbudos fanáticos, más dignos de protagonizar un chiste de Lepe que de decir a nadie lo que debe o no debe hacer. Personas como nosotros, repito. Que me venga un gilipollas a decirme que hay que borrarlas del mapa me asquea.