Los repartidores de carnets: PP Certified

¡Ah, el PP! Todavía me acuerdo de los últimos años del Gobierno Aznar, cuando se nos decía a los que no pensábamos como ellos que éramos "malos españoles". Yo, que me conformo con pensar que la españolía de uno sólo tiene que ser acreditada con el DNI, nunca pensé que ésta pudiera juzgarse por algo que no fueran el civismo y las leyes. Pero parece se que se puede.
Dice el PP que quiere someter a Leire Pajín a un examen como requisito previo a entrar en el Senado.


Al parecer, lo que quieren evaluar es la valencianidad de la aspirante a senadora, ¡carambolas! Supongo, entonces, que Luis Bárcenas, ese tipo implicado en Gürtel, ese peaso tesorero dimisionario, pasaría duros y exhaustivos exámenes internos antes de ser nombrado senador por Cantabria, siendo onubense de nacimiento y habiendo desarrollado toda su vida profesional en Madrid. Claro, así no me extraña que no dimita, ¡con lo que se lo ha currado!

Si me he quejado siempre en público y en privado de que el PNV se arrogase en exclusiva la facultad de decir quién era vasco y quién no, imaginaos lo que pienso cuando veo al PP hacer lo mismo con la españolidad, la valencianidad, la murcianidad, etc.

Y es que también suelo decir que la única diferencia entre el PP y el PNV es el tamaño del cortijo que prentenden. Ambos son reaccionarios, ultracatólicos, creen que el poder les pertenece por derecho divino y no saben estar en la oposición. Todo son trampas, zancadillas, acusaciones de traición y usos torticeros de la ley y de los amiguetes en cargos de responsabilidad.

De todas maneras, como es posible que ambos puedan recuperar el poder algún día, yo me estoy cubriendo las espaldas y, siguiendo el modelo de mi admirado Angelito Acebes, que no sólo habla de buenos y malos españoles, sino que divide el mundo entre "miserables" y gente que está de acuerdo en todo con él. Así, yo ya consigo el sello de calidad pepera para ser un buen español, ¿y vosotros?