Hay que estudiar mucho, para ser un hombre de provecho y esas cosas. Como siempre ocurre, mientras uno estudia aparecen siempre esas grandes ideas de qué hacer en lugar de preparar los exámenes. La tentación es fuerte, pero casi prefiero apuntar esas grandes ideas y luego ver com su encanto se desvanece al mismo tiempo que el agobio de los exámenes.
Pero a uno se le siguen ocurriendo cosas. Mirad: estoy estudiando la colosal asignatura de Derecho Administrativo (I y II La Venganza) y me cabreo. España es uno de los países (o Estados, segun ofenda menos) que presumen de tener un Derecho Administrativo mejor estructurado y más completo. No es de extrañar; un famoso catedrático de Derecho Adminmistrativo se forró durante el franquismo porque su bufete redactaba directamente las leyes que el Caudillo Invicto y su caterva de tiralevitas, matones y estraperlistas decían elaborar y aprobar. Pero, a diferencia de otros sitios, en España este derecho no establecía las garantías de los ciudadanos frente a la Administración del Estado, sino que administraba a la ciudadanía en su totalidad.
Es decir, mientras que en democracia, los derechos nacen con la persona y el Estado tiene la obligación de protegerlos, en ese régimen cortijero los derechos se te administraban. El Estado te los quitaba, ponía y graduaba según le saliera al Chusquero de los invictos cataplines. Entre ellos el derecho a la vida, claro.
Esta mentalidad pervive aún hoy, como esas leyes. Ya sabéis, funcionarios abusones y papeleos esotéricos en los que hay que hacer cosas como dar al Estado los datos que ya tiene. El ciudadano, aún hoy, se ve enfrentado a la arbitrarierad del jefe de negociado de turno.
Ya comenté en una entrada anterior la opinión que me merecen los funcionarios más abusones sin porra ni pistola: Los catedráticos de universidad.
Estos tipos, aún administran su área; es decir: el conocimiento. Las universidades aún hoy son enormes almacenes de supuestos enseñantes que se guardan sus conocimientos para ellos mismos (y ellas mismas) y administran los aprobados al alumnado, cuyo futuro depende más de encontrar algún profesor (o profesora) majete que de sus capacidades intelectuales.
En la Universidad española es más fácil acabar con una colección de carísmos manuales escritos por nuestros respectivos profesores que con conocimientos útiles para entender el área de la vida que elegimos estudiar.
Ni que decir de los que se atreven a aspirar al doctorado o al profesorado. El nivel de servilismo y humillación que es necesario desplegar ante los tutores haría vomitar a una hiena. Los aludidos se defienden hablando de la masificación de la universidad y de lo barata que nos sale la matrícula en las universidades públicas. Bastante dicen hacer, los pobres.
Bueno, que yo sepa, la universidad alemana es gratuita y el nivel no es, ni de lejos, comparable al de la nuestra. Claro que, los catedráticos que escribieron las leyes nazis fueron juzgados en Nuremberg y sus chanchullos y vergüenzas expuestos ante el mundo entero. Aquí, los mismos garbanceros que escribían las leyes al Vigía de Occidente siguieron (y siguen) en sus cátedras y las leyes que ellos escribieron aún les permiten escoger a dedo a aquellos que les sucederan en sus polvorientos despachos. Adminstrando a dedo. Y con todas las de la ley.
1 comentario:
Lo que espero es que los teleñecos de hoy en día no sigan estudiando los manuales de hace 26 años. Claro que...
Publicar un comentario