Mientras cierta parte de la blogocosa anda repartiendo leña al Rey o a Chávez por su altercado del otro día, yo voy teniendo más en mente acontecimientos tan tristes como la muerte de mi tocayo Carlos a manos de un militar ultraderechista (según parece). No sé hasta que punto las ideas políticas de unos y otros no han servido sino de mera excusa para joder al prójimo; incluso hasta llegar al punto de cargárselo.
Precísamente iba pensando en todo ello cuando estaba en el autobús, camino a casa. Era hora punta y había muchísima gente de pie, muy apretada. En ese momento, un señor que físicamente era la versión fofa de Frasier Crane e iba de pie, comenzó a meterse con otro señor que iba sentado delante mío.
Y, ni corto ni perezoso, le arreó con el periódico para después liarse a puñetazos con él. Entre varios pasajeros conseguimos separarles y ambos esperaron a la siguiente parada del autobús para bajarse y continuar dándose de tortas en la calle. La señora embarazada ni se sentó, ni nadie le cedió su sitio.
Por mi parte creo que estaba claro que a Frasier le importaban bastante poco la señora y su embarazo. Eran una excusa para poder atizar a alguien y desahogar no se sabe qué frustraciones. Quería violencia porque sí y buscó un motivo que para él fuera pretexto suficiente y poder liarla.
Puedo estar equivocado, pero me da que acontecimientos tan tristes como el asesinato del jóven Carlos no tienen más motivación que esa. La estética se convierte en argumento suficiente para poder sacar un cuchillo y llevarte por delante a otra persona. Y me temo que algunas de las reacciones que se están avecinando para este fin de semana van a tener una motivación parecida. Los skins ultraderechistas aprovecharán cualquier reunión para enfrentarse con los otros skins, los sharperos. Y éstos ya tienen pinta de querer devolver el ojo por ojo, ignorando conscientemente que el asesino de Carlos ya está en la cárcel y será juzgado dentro de poco. Es lo que tiene ir de antisistema, que te crees legitimado para tomarte la justicia por tu mano. Y aunque ambos no crean tener nada en común, a mi me parece que por desgracia sí que lo tienen. Y es lo mismo que animaba al Frasier de mi autobús: buscar una excusa para hacer daño al prójimo. Las ideologías están de más porque está claro que lo único que buscan es montar una buena tangana.
Es posible que algunos me acuséis de estar juzgando a la ligera los acontecimientos, o de igualar a ambas partes. Yo diría que no es así. Todos los que hayan leído un poquito este blog saben que soy un sociata confeso y militante, que detesto la ideología nazi y que creo que éstos son unos delincuentes. Pero precísamente por eso prefiero que sea la policía quien se ocupe de éstos.
En todas las fantasías guerrilleras/pseudo-militaroides de los grupos antisistema existe una mitificación de la violencia, una creencia paranóica de que "el sistema" les persigue y les oprime, lanzando a sus "perros de la guerra" contra ellos. Cada vez que provocan un acto violento lo hacen esperando una respuesta igualmente violenta que legitime sus barbaridades. Nada les gusta más que tener una ténue excusa para poder romper escaparates, apalear viandantes o lanzar pedruscos a los policías. Para ello, lo mismo les da envolverse con la bufanda de un club de fútbol, la bandera de España, la efigie del Che o un pasamontañas. No representan una ideología, son delincuencia común que se autoasciende al nivel de "defensores de la causa" y, por lo tanto, carne de presidio como han de serlo el resto de delincuentes.
Para cortar estas cosas de raíz son necesarias dos acciones desde el principio: No ignorarlas y acudir a la policía.
La pasividad y la venganza sólo hacen que ese mal siga creciendo y que la violencia continúe engendrando violencia.
¿Qué le pasa a la gente que sólo busca apalear al vecino?
Precísamente iba pensando en todo ello cuando estaba en el autobús, camino a casa. Era hora punta y había muchísima gente de pie, muy apretada. En ese momento, un señor que físicamente era la versión fofa de Frasier Crane e iba de pie, comenzó a meterse con otro señor que iba sentado delante mío.
-¡Es usted un sinvergüenza! -dijo-, ¿no se da cuenta deLa señora embarazada, viendo cómo estaba el panorama, dijo:
que va usted sentado y esta señora embarazada va de pie?
-Oiga no hay por qué ponerse así -contestó el otro-, como
hay tanta gente de pie no la había visto.
-¿Qué no la habías visto? ¡Sinvergüenza! ¡Vaya morro que
tienes!
-Sin insultar, ¿eh?
-¡Encima! No te me irás a encabronar ahora, ¿no, subnormal
de mierda?
-Oiga, ¡que la embarazada soy yo y puedo decir las cosasFrasier decidió ignorarla y acercó su cara a la del otro viajero mientras le seguía insultando.
por mí misma!
-Mira que eres cabrón, ¿eh? ¡Cabrón sinvergüenza!
Y, ni corto ni perezoso, le arreó con el periódico para después liarse a puñetazos con él. Entre varios pasajeros conseguimos separarles y ambos esperaron a la siguiente parada del autobús para bajarse y continuar dándose de tortas en la calle. La señora embarazada ni se sentó, ni nadie le cedió su sitio.
Por mi parte creo que estaba claro que a Frasier le importaban bastante poco la señora y su embarazo. Eran una excusa para poder atizar a alguien y desahogar no se sabe qué frustraciones. Quería violencia porque sí y buscó un motivo que para él fuera pretexto suficiente y poder liarla.
Puedo estar equivocado, pero me da que acontecimientos tan tristes como el asesinato del jóven Carlos no tienen más motivación que esa. La estética se convierte en argumento suficiente para poder sacar un cuchillo y llevarte por delante a otra persona. Y me temo que algunas de las reacciones que se están avecinando para este fin de semana van a tener una motivación parecida. Los skins ultraderechistas aprovecharán cualquier reunión para enfrentarse con los otros skins, los sharperos. Y éstos ya tienen pinta de querer devolver el ojo por ojo, ignorando conscientemente que el asesino de Carlos ya está en la cárcel y será juzgado dentro de poco. Es lo que tiene ir de antisistema, que te crees legitimado para tomarte la justicia por tu mano. Y aunque ambos no crean tener nada en común, a mi me parece que por desgracia sí que lo tienen. Y es lo mismo que animaba al Frasier de mi autobús: buscar una excusa para hacer daño al prójimo. Las ideologías están de más porque está claro que lo único que buscan es montar una buena tangana.
Es posible que algunos me acuséis de estar juzgando a la ligera los acontecimientos, o de igualar a ambas partes. Yo diría que no es así. Todos los que hayan leído un poquito este blog saben que soy un sociata confeso y militante, que detesto la ideología nazi y que creo que éstos son unos delincuentes. Pero precísamente por eso prefiero que sea la policía quien se ocupe de éstos.
En todas las fantasías guerrilleras/pseudo-militaroides de los grupos antisistema existe una mitificación de la violencia, una creencia paranóica de que "el sistema" les persigue y les oprime, lanzando a sus "perros de la guerra" contra ellos. Cada vez que provocan un acto violento lo hacen esperando una respuesta igualmente violenta que legitime sus barbaridades. Nada les gusta más que tener una ténue excusa para poder romper escaparates, apalear viandantes o lanzar pedruscos a los policías. Para ello, lo mismo les da envolverse con la bufanda de un club de fútbol, la bandera de España, la efigie del Che o un pasamontañas. No representan una ideología, son delincuencia común que se autoasciende al nivel de "defensores de la causa" y, por lo tanto, carne de presidio como han de serlo el resto de delincuentes.
Para cortar estas cosas de raíz son necesarias dos acciones desde el principio: No ignorarlas y acudir a la policía.
La pasividad y la venganza sólo hacen que ese mal siga creciendo y que la violencia continúe engendrando violencia.
¿Qué le pasa a la gente que sólo busca apalear al vecino?